Arcos, miradores y pilones
Como punto de partida, el singular árbol de la Noguera del Arco -ya inerte- recoge su nombre de un arco romano, actualmente cubierto, situado en sus inmediaciones.
En la carretera del Puente de Híjar, que une Socovos con Hellín, existe un mirador desde el que se pueden contemplar los meandros que forma el río Segura antes de su llegada al embalse del Pantano del Cenajo. Desde este puente se puede disfrutar de estas maravillosas vistas al igual que, si se guarda silencio y la suerte acompaña, pueden verse preciosos ejemplares de cabra montesa.
En época Romana, existía un camino que unía Socovos con Hellín que atravesaba, mediante un vado, el río Segura. Cuenta la leyenda que muchos viajeros, cuando cruzaban el río, regresaban contando apariciones de una especie de monstruo buceando entre las aguas. La población se aterrorizó y este camino quedó desierto, por lo que los gobernantes decidieron, construir un puente que cruzara el río, cuyo nombre fue el Puente del Diablo, en referencia a cómo llamaban a ese monstruo.
Hace medio siglo, tras la construcción de la presa del Cenajo, sus dos mil años de historia quedaron sumergidos por las aguas embalsadas. No obstante, este puente romano puede ser visto, emergiendo entre las aguas, cuando el pantano contiene menos de 30 Hm³.
En cuando a pilones, existen dos. El primero de ellos se encuentra en la Calle San Blas y el segundo en la Avenida de la Paz, en la entrada de Socovos. Ambos eran abrevaderos para los animales, aunque actualmente están en desuso.
También existe un antiguo lavadero, situado entre la Avenida de la Paz y la calle Coronel Navarro. A diferencia de los pilones, este lavadero todavía es utilizado para lavar a mano, pero su uso ya es muy reducido.